Ya de muy chiquita, descubrió que dibujar le producía un gran placer. Convirtiéndose esa actividad, en su pasatiempo preferido durante la infancia y dotando a su familia y allegados, de una prolífica colección de tiernos dibujitos.

Pero no fue hasta su temprana juventud, cuándo empezó a demostrar un interés más académico en la materia. Fascinándose cada vez más por las diferentes técnicas y estilos, la afición se convirtió en hobby, y el hobby se transmutó en una parte intrínseca de su vida. Es allí cuándo sintió la necesidad de empaparse de otros artistas y comenzó a tomar clases con pintores cómo Nicolas Guardiola y Marina Apud de la Ciudad de Buenos Aires.

Gracias a esas influencias y su talento, Luciana Zamarbide ha ido moldeando con el tiempo su propio estilo personal. Influenciada por el cine, las ideas del inconsciente, el surrealismo, el arte japonés y otros pintores. La artista representa sus obras a través de una mirada cuasi onírica que no suele dejar indiferente al espectador.

También cabe destacar que su otra gran pasión son los tatuajes. En 2017 hizó su primer tatuaje y des de entonces a trabajado en varios estudios, tanto en Buenos Aires cómo en Barcelona. Hoy en día sus piezas beben del estilo propio, marcadas por su impronta pictórica.